Así como me dispongo a navegar en los lagos remansos de lo neutral, de lo sereno, y manejar durante horas y horas mirando y sumergiéndome en lo que me muestra, también suelo penetrar los acantilados sauces de lo magnifico y arrollador, basándome en mi educación. A gritos desgarradores y lo grave que subyace en el género me hacen ser extremista y/o contradictorio.
Pero es que cuando algo atropella mi persona y la hace vibrar, sobresaltar, no hay nada que pueda yo hacer. ¿Qué culpa tengo yo si la música me posee día a día?
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