martes, 23 de abril de 2013

Digital Bath

Un número par... Sumado a un día gris con una llovizna molesta. Días fríos son los que se acercan. Se aproximan tardes de encierro virtual, electrónico. Es inevitable oír ruidos raros a una distancia bastante cercana, los mismos bajan y suben constantemente, en un modo, me arriesgaría a decir casi isócrono metódico. Adentro, por un agujero se puede divisar que existe una salida, una escapatoria de aire que lleva a ver las gotas caer. Ese lugar esta lleno de objetos preciados que conservo hasta el día de hoy ya desde muy lejos. Puedo sentir mas... puedo sentir gritos desde lejos llamando al juego, algunos recién llegan, otros llenan sus tazas con algo que los mantiene calientes. Desde otro lado puedo sentir diferentes tipos de olores, después de todo las personas mayores siempre lo hacen todo desde mas temprano, con mas dedicación. Sin arrepentirme acudo al llamado de diversión y con el tiempo puedo afirmar que no me equivoco al no negarme a semejante encuentro que sé, que a futuro voy a anhelar a tal punto de pasar por el mismo grado de oscuridad pero no bajo un cielo negro ni gris, ni el viento frío que acuchilla la cara, sino a la oscuridad de una habitación vacía, negra, en busca de lo imposible... El tiempo pasa volando, la noche se hace presente sin darnos cuenta, como llega la noche llega la oscuridad y como llega la oscuridad llegan las ordenes, eramos menores, había que obedecer. Cada uno a su lugar, pero esto no terminaba, cuando sos joven no pensas en un final, mañana se sigue, es un nunca acabar... Y así lo fue...