domingo, 26 de enero de 2014

Yo

La gota que no se anima a zambullirse en un vaso que lo ve como un mar picado a punto de estallar en plena tormenta de verano.
Las ganas de florecer en el frio ártico que cae como destellos del cielo.
La habitación clausurada al sol, a los impertinentes rayos solares.
La sal anestesiada temporalmente.
El envoltorio cerrado cubierto de preguntas sin respuestas.
La crisis que a toda región aniquilaría.
El rio dulce que, ya rendido, anhela diariamente con su idea de ser alguna vez mar.
El niño que creció y perdió en su camino al sol.
La plenitud a la desesperanza y la negritud a lo cotidiano.
La fuerza con la que golpean las olas al romperse, y la angustia que conlleva a saber que se hundirán en la arena para nunca más volver.
La tristeza de ser humano.
La irremediable tarea de ser yo...

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