¿Y si en
realidad no somos nada? ¿Qué tal si somos demasiado ínfimos?
Allí, bien a lo lejos me miras tan radiante envuelta en tu velo colonial, brillas con tu luz natural mostrándome alternativas para no descarrilar mis pensamientos. Creas la intimidad justa para entregarte todo lo que fui y lo que soy sin temor al fin, conteniéndome como la primera vez, resplandeciente y raramente locuaz sobreponiéndote a toda masividad fonética, a todo margen de ruido extremadamente antinatural, a vibraciones constantes voladas sobre el poniente ya contaminado de frases trilladas y vacías.
Allí, bien a lo lejos me miras tan radiante envuelta en tu velo colonial, brillas con tu luz natural mostrándome alternativas para no descarrilar mis pensamientos. Creas la intimidad justa para entregarte todo lo que fui y lo que soy sin temor al fin, conteniéndome como la primera vez, resplandeciente y raramente locuaz sobreponiéndote a toda masividad fonética, a todo margen de ruido extremadamente antinatural, a vibraciones constantes voladas sobre el poniente ya contaminado de frases trilladas y vacías.
Desde tu
muelle periférico mi miras tan silenciosa, estrecha de par en par desnuda sin intimidación
a cualquier rayo, a cualquier vapor oscuro.
¡Madre natura traidora al querer ofrecerte a la vista un mísero rato!, al querer indultar la presión de mis ojos a otra pasión.
¡Madre natura traidora al querer ofrecerte a la vista un mísero rato!, al querer indultar la presión de mis ojos a otra pasión.
---
Vos, que
sustraes tanto mis horrores como mis virtudes, que absorbes sal desde lo más
profundo y que te haces desear en mi octubre grisáceo.
Nace a través de esa rendija que hace tiempo esta obstruida por una llave que no sé girar. Asomate e ilumina este envase terrorífico y cansado. Perforame, penetrame, aniquilame y mostrame los destellos que tanto solían encandilar mis ojos.
Nace a través de esa rendija que hace tiempo esta obstruida por una llave que no sé girar. Asomate e ilumina este envase terrorífico y cansado. Perforame, penetrame, aniquilame y mostrame los destellos que tanto solían encandilar mis ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario