miércoles, 25 de diciembre de 2013

Le pertenezco a tus ojos

De repente un sonido grave se expandía en mí y lo siguieron al instante unos golpes a tiempo. Solía creer que el fervor había pasado y que la juventud se empezaba a expandir creando manchas borrosas que anualmente iría redescubriendo con el paso del tiempo, pero la primera línea de voz coagulada en emoción, embarazada de pasión me devolvió a tierra.
Estaba en mis senderos sembrados, en mi mejor adolescencia ya lejana. ¿Rencores?, ¿malestares? No, no es tiempo de delimitarse a palabras vacías y reciprocas.
Mientras la agitación abrumaba y el telón frío de una mueca ajustada, acostumbrada, volvía a abrirse para una nueva función, sobre aquellas desgarradores confesiones de amor, calidez y valor renacía la ilusión, mi ilusión.

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