Un
plano ambiguo con exceso de colores fríos, cálidos, primarios, secundarios.
Pliegue vertical apagado con dos salidas de aire donde se entrelazan realidades
disfuncionales.
Desde un sector es visible un delimitado contraste de esperanza, realidad cruda
subyace con presión sobre la disciplina, la felicidad. El deseo impertinente de
andar por el camino comprado hace años por lo que alguna vez soñó mientras la
carencia era la que más abundaba en el espiral que conoció algún día como vida.
Espiral que sigue haciendo sudar la frente con pensamientos contradictorios y
abominables, al mismo tiempo que desea lo indeseable.
Me permito indagar más allá de lo permitido y atravieso ese color primario a un
costado, tan pasional y encuentro la verdad, la misma abertura, el mismo diámetro,
diferentes versiones que no son más que eclipsadas por emociones y recuerdos.
Pensamientos limítrofes a la vez tan lejanos, cuerpos equivalentes tan discontinuados.
Acá no hay sujeto en cuestión, solo es un tramo del cuerpo que me entrega un
signo, un signo universal, una consonante tan trillada, una letra que denota
felicidad y plenitud. Lo más llamativo es que no los separa ningún tabique, es
el mismo ámbito, solo pensamientos a millones de años luz...
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