La más odiada de todas, la desdichada, la innombrable, hija de mal proveniente de las semillas que alguna vez arrojo Satán.
Pudo habérsele atribuido ferozmente a Baudelaire el jactarlas de malas, pero más que seguro no fue el. Mis sentidos se rinden otra vez, pero antes se conectan entre sí para hacerme dudar de mis sentimientos; luego corren una carrera voraz, extrema y con alto grado de adrenalina sobre mi personalidad taciturna, deambulante en una nube etérea bajo la cual no es necesario detallar el comportamiento en la estadía nocturna y cómoda que me ofrece.
El encierro me hace agradecer no sentir en mi cuerpo los filosos puñales reguladores de moral de una sociedad selectiva e influenciada por un sacro imperio autoritario y totalmente ignorante.
Las palabras salen a relucir en un campo fértil en blanco por empezar a indagar verborragicamente pero a la vez de manera sutil como la bajada a estas líneas inconclusas e irreverentes.
"...una sociedad selectiva e influenciada por un sacro imperio autoritario y totalmente ignorante."
ResponderEliminarUn soplo de odio a lo que nos encierra y nos quita lo único: lo libre.
Así es, lo mas importante para la vida queda restringido por unos cuantos que se creen dueños de la verdad.
ResponderEliminarGracias por pasar querida. Beso.