¿Va a llegar el momento en el que perdamos el miedo?
¿Llegará ese día en el que rompamos ese muro tan duro?
¿Podremos ver que hay, que existe del otro lado de esa
pared?
¿Dejaremos de pensar en el pasado para seguir creciendo?
¿Nos pondremos a pensar en la consecuencia del peso de las
piernas?
¿Y en el cansancio mental, que desemboca en el mal humor?
¿Habrá un momento en el que se pueda ver otra vez esa mueca,
estrecha de par en par justo debajo de la nariz?
¿Florecerán los campos de esperanza por un porvenir curioso
pero tan ansiado?
¿Se correrán esas manchas de color oscuro que yacen sobre
este cuerpo angustiado?
¿Existirá alguna cerradura que no esté obstruida y que dé
lugar a una salida más que iluminada, fuera de toda luz artificial?
¿La melancolía va a ser anécdota del pasado?
¿El comparar el dolor en el pecho con la fuerza del mar
arrasando contra todo, será pasado?
¿Será antiguo divisarse, imaginarse, sentirse en la misma situación
a estar debajo el Océano intentando abrir una compuerta, ahogándose y no
encontrar la salida, será añejo ese sentimiento?
¿Los muros de la apatía, van a ser escombros?
¿Seguiremos en la cotidianidad caminando mirando al suelo
con los hombros más que encorvados?
¿Vamos a seguir negando las cosas?
¿Vamos a seguir mintiendo tan bien?
¿Algún día pediremos ayuda?
¿Al menos, lo pensaremos un minuto?
¿En algún momento el orgullo caerá y ganaremos?
¿Pelearemos por nosotros?
¿En algún momento de nuestras miserables y estupidas vidas,
tendremos menos preguntas en la cabeza...?
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