lunes, 25 de agosto de 2014

El espejo que soy me deshabita

Parado en el umbral de lo mundano y lo monótono, cosechando dudas e inquietudes cotidianas. Cruzo, atravieso la pared imaginaria, la pared que me corrompe el pensar a una realidad dividida, ignoro al cristal que refulgente y latente me mira, me persigue, me perfora, me penetra con ese brillo tradicional. Quiero disimular su presencia, sentir su ausencia, pero está ahí, riéndose, calculando el tiempo, controlando las agujas, apresurándolas, jugando con ellas mientras yo acreciento el desprecio.
Cataratas de vulgaridades rebozan de mi boca, estallan con fervor, maldicen, malgastan al cielo palabras contra el espejo que soy, el espejo que me deshabita.

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