Si fuera eterno este momento, si en vez de ser horas fueran días.
Este valle de inmensos escombros lisos, alineados, iluminados por ese gran y único
satélite natural y sus millones de hermanas más pequeñas que tanta inspiración
suelen bajarnos, regalarnos, muestran la fotografía perfecta. Estructuras verticales se dejaron de abrazar, de
iluminarse por la fuerte y aburrida luz artificial.
Las maquinas tan evolutivas por un momento dejaron de ser paradigma de velocidad y simplicidad para descansar de una vez y dejarse tapar por completo por una finísima capa de lágrimas entregadas desde el más allá... En las residencias, el vapor brota de las fachadas tan modernas mientras afuera a alguien en algún viaje se le presentan dudas e inquietudes existenciales, otro prende un cigarrillo y mira abatido a su reloj, y una joven se peina en algún espejo manchado de huellas digitales.
El reloj que pareció haber parado por completo para siempre vuelve a tomar su ferviente y filosa tarea, la de funcionar.
Las maquinas tan evolutivas por un momento dejaron de ser paradigma de velocidad y simplicidad para descansar de una vez y dejarse tapar por completo por una finísima capa de lágrimas entregadas desde el más allá... En las residencias, el vapor brota de las fachadas tan modernas mientras afuera a alguien en algún viaje se le presentan dudas e inquietudes existenciales, otro prende un cigarrillo y mira abatido a su reloj, y una joven se peina en algún espejo manchado de huellas digitales.
El reloj que pareció haber parado por completo para siempre vuelve a tomar su ferviente y filosa tarea, la de funcionar.